Típico: te pasas como tres o cuatro horas planeando, redactando y maquetando una newsletter, y cuando ves que no la recibes (porque, por supuesto, tú mismo estás en tu lista con varias direcciones, si no mal vamos) resulta que fue a la carpeta de correo no deseado. O te contactan los clientes cada dos por tres diciéndote que no han recibido el email de confirmación del pedido… y resulta que también se fue a la bandeja de spam.
El caso es que ves como, uno tras otro, los emails que proceden de tu web acaban en el correo no deseado: eres considerado spam. Pero ¿por qué me tiene que ocurrir esto a mí?, clamas con el puño prieto, mirando al cielo cuan Scarlett O’Hara. Bueno, pues vamos a intentar ponerle remedio.
Tabla de contenidos
Por qué los emails de tu web van a la bandeja de spam
Sí, puede que efectivamente no seas un spammer (digamos que, como en la mili, se le supone), pero eso da igual: si eres sospechoso, acabarás en las garras de los filtros antispam.
Y es que esta carrera entre los spammers y los filtros «inteligentes» hace tiempo que derivó en una cuestión de estadística y probabilidades, y ante la más mínima sospecha, el filtro dispara y después pregunta. Sólo que no pregunta.
Porque en esto de acabar en la ansiada bandeja de entrada o en el purgatorio de los correos electrónicos no hay un sólo factor determinante, sino muchos pequeños «indicios» actuando de forma coadyuvante, aliándose para hacerte triunfar como el refresco cafeinado más famoso o hundirte como los gemelos Titanic y Britannic.
Con alguna salvedad: si no hay un factor que pueda librarte de las garras de los filtros, sí hay algunos que pueden hacerte caer en su trampa mortal. ¿No se te estará ocurriendo animar a la gente a comprar pastillitas azules en el asunto, verdad?
Los factores que influyen y la nota de spammer
Como decía antes, no se trata de ser o no un spammer, sino de parecerlo o no. Y, como también decía, esto depende no de un sólo factor, sino de muchas gotitas que van llenando el vaso.
Y los filtros antispam no dejarán que el vaso rebose, aunque unos tienen más tragaderas que otros, en función de la mala leche del sysadmin que los haya configurado. Hablando en plata:
Cuanto mayor sea el número de factores sospechosos que incluyan tus emails, más proporción de ellos acabarán en las bandejas de correo no deseado. Es una cuestión de estadística.
¿Y cuáles son esos factores? ¡Ah, monamí, la pregunta del millón! Nadie sabe qué disparadores manejan Gmail, Hotmail, SpamAssasin u otros famosos filtros desecha-emails para considerarte o no spam: si se supiera, los spammers lo tendrían realmente fácil.
Pero igual que ocurre con el SEO, hay algunos que son obvios de tan básicos, y que sin embargo muchas veces pasamos por alto. Y éstos suelen ser los culpables de que un email legítimo acabe en el buzón de spam.
Vamos a repasar los principales y después veremos cómo comprobar qué tal lo están haciendo los emails que salen de tu web en estos aspectos, cuáles necesitas corregir y qué nota te dan los filtros antispam.
Proporción entre código, imágenes y texto
Por alguna extraña razón, la mayoría de la gente quiere que sus boletines por correo electrónico sean un dechado de diseño, imágenes, colores… Pero odia recibir esas cosas. ¿Por qué crees que funcionará mejor un email lleno de imágenes y de historias, que uno sencillo, con pocas (o sin) imágenes, y yendo al grano con el texto?
Yo no suelo borrarlos sin abrir, como mínimo les echo un vistazo rápido, por curiosidad profesional. A los newsletter que recibo, quiero decir. Aunque tengo que confesar que cuando veo uno de esos emails cargados de imágenes, banners, fotos, textos grandes y/o en color, mi primer impulso es borrarlo sin piedad. O marcarlo como spam.
Los filtros lo saben (vaya, no es que lo sepan, es que están programados para ello) así que no abuses: no sólo funciona mejor en términos de marketing un comunicado sencillo y sin mucho diseño, sino que además lo tendrá más fácil para no caer en los filtros de correo no deseado.
Las direcciones de envío, rebote y el servidor utilizado no están en conjunción
Si resulta que tienes puesta una dirección de Gmail en las opciones administración de WordPress, estás enviando a través de SendGrid, y la dirección de rebote es info arroba loquesea.com, será todo muy lícito, pero eso huele a spam a la legua.
El servidor del que sale el email, la dirección From utilizada (la del remitente) y la de rebote deberían pertenecer al mismo dominio. La dirección del remitente la coge WordPress de la que tengas en administración (Ajustes > Generales), aunque algunos plugins pueden pedir otra en su configuración. Por ejemplo WooCommerce te permite «saltarte» esa dirección From, cambiándola en WooCommerce > Ajustes > Correos electrónicos.
Si está todo correcto y aún así la dirección From de los emails que envía tu WordPress no es la que se supone que debería ser (y es algo no tan raro de ver), puedes forzar el cambio con una sencilla función que aprovecha un filtro de WordPress:
function ejr_email_desde ($email) {
return "direccion@delremitente.com";
}
add_filter ("wp_mail_from", "ejr_email_desde");
También puedes, por cierto, forzar el nombre del remitente:
function ejr_email_remitente ($from_name){
return "El nombre de tu web";
}
add_filter ("wp_mail_from_name", "ejr_email_remitente");
Y asunto resuelto.
Autenticaciones SPF y DKIM
Es vital que todos los datos de tu servidor de correo sean y parezcan lícitos. Los spammers aprovechan cualquier brecha para utilizar servidores ajenos para sus envíos, y los filtros antispam lo saben muy bien, así que todo de ser legal, y parecerlo.
Lo primero y más básico es no utilizar una IP dinámica. A no ser que estés haciendo cosas raras (como utilizar un servidor de correo electrónico instalado en un ordenador viejo en tu casa [silbido y disimulo]) eso estará en orden. Pero hay otras cosas a tener en cuenta.
Por ejemplo, que los DNS de tu servidor sepan (y notifiquen que lo saben y autorizan) en envío desde esa IP de correos con ese nombre de dominio. De eso se encarga la autentificación SPF (Sender Policy Framework), que se implementa mediante un registro DNS.
Normalmente de esto se ocupa el hosting (de forma automatizada), pero he visto hostings tan cutres que ni siquiera crean este registro. En ese caso, tendrás que editar las DNS del servidor para añadir manualmente este registro TXT.
El sistema DKIM es, por el contrario, una firma que permite identificar a una persona u organización como responsables del envío de esos correos electrónicos, lo cual ayuda por supuesto muchísimo a identificar los correos como legítimos.
Se implementa mediante un subdominio especial con, también, un registro TXT en la configuración DNS. Si necesitaras hacer alguna de estas cosas (SPF o DKIM) lo mejor es que contactes con tu proveedor de hosting para que te dé las instrucciones necesarias. Recuerda que la propagación de los registros DNS requiere un tiempo, mínimo 30-60 minutos.
Listas negras
Y llegamos, maifrén, al quid de la cuestión: las listas negras. Porque por supuesto las hay, y por docenas: listas de IPs reportadas como spammers, que los servidores verifican para decidir si tu correos puede pasar o debe quedarse durmiendo el sueño de los justos.
La mala noticia es que no hace falta que seas un spammer para estar en una de esas listas negras: he visto remitentes legítimos presentes en cinco o más de estas listas.
La cuestión es que lo que entra en la lista negra no es el dominio, sino la IP, y los servidores «normalitos» son compartidos, es decir, tu web está en el mismo servidor que otras muchas webs… compartiendo la misma IP. Si quieres saber con qué otros sitios web estás compartiendo IP puedes usar un servicio de reverse lookup, como éste. Basta con poner tu nombre de dominio.
Y no se trata sólo de qué webs están compartiendo esa IP ahora, sino también qué webs la han utilizado en el pasado. En fin, una lotería. Por supuesto, la calidad y la seguridad del hosting ayudan: si estás en un hosting de calidad, con unas políticas de uso adecuadas y una buena seguridad, las probabilidades de que tu IP esté en una lista negra son menores.
Y ¿qué puedes hacer si estás en alguna/s de estas listas negras? Pues poco o nada. Algunas tienen un formulario de solicitud de reconsideración, que sirve de poco. También puedes pedirle a tu proveedor de hosting que te cambien la IP, aunque puede ser una lotería. Si estás en uno de esos hostings malos en que es habitual estar en varias listas negras, lo mismo te cambian de IP y acabas en una que está en un número aún mayor.
Cómo saber qué estoy haciendo bien y qué estoy haciendo mal para los filtros antispam
Esta es sin duda la parte más fácil de la historia, ya que hay una fantástica herramienta freemium (te ofrece tres reportes gratuitos de un mismo dominio cada 24 horas, a partir de ahí hay que pagar).
Se trata de Email Tester, una web que analiza un email que le hayas enviado desde tu web, te da una «puntuación de spam» y, junto a ella, un informe detallado, punto por punto, de las cosas que estás haciendo bien, y de las que estás haciendo mal y deberías corregir.
Esta web te facilita una dirección de email única, a la que tendrás que hacer llegar un correo electrónico desde tu sitio web. Puedes enviarle una newsletter, hacer un pedido en vuestra tienda online utilizando esa dirección o hacer que WordPress envíe un email de prueba, tal como explicaba la semana pasada:
Después sólo tienes que pulsar el botón Entonces comprueba tu puntuación para que Email Tester analice punto por punto este correo electrónico y te dé, como te decía antes, una nota. Aquí te comparto la mía:
Por cierto, aprovecho para preguntarte: ¿alguna vez alguno de mis emails, newsletters, correos de pedidos, etcétera, ha acabado en tu bandeja de spam?